jueves, 5 de mayo de 2011

Dormir o no dormir, esa es la cuestión

Existen dos corrientes muy diferenciadas: los seguidores de "Duérmete niño" (Dr. Estivill) y los seguidores de "Dormir sin lágrimas" (Dra. Rosa Jové). Son dos métodos muy claramente diferenciados. En el primer caso, se trata de una terapia conductista y de "dejar llorar al niño" para que aprenda a dormir solo. En el segundo caso, se aboga por dormir a los niños en brazos y disfrutar de los peques hasta que ellos lo necesiten, ya que el contacto humano es esencial en los primeros meses de vida.

En este enlace se puede encontrar más información al respecto: http://www.bebesymas.com/ser-padres/los-metodos-duermete-nino-vs-adormir-sin-lagrimasa-en-practica-las-imagenes-hablan-por-si-solas

Desde mi punto de vista, la educación de los niños no puede ser radical. Es decir, no es que uno sea de un método o de otro. Se trata de encontrar un equilibrio entre la salud del niño y la salud mental de los padres.

Cuento mi caso: Gabriel, primer hijo, aprendió desde el principio a dormirse en brazos, y el problema que teníamos es que no sabía dormirse solo en su cuna. Lo pasaba realmente mal, porque estaba agotado pero si lo dormíamos en brazo, acunándolo, de pie (!!!) y bailoteando, no se dormía. Esto para nosotros era una auténtica pesadilla. Así que, cuando tuvo 1 año, que prácticamente fue cuando iba a nacer Gonzalo, su hermanito, yo me cansé de dormirle en brazos y decidí adoptar el método Estivill. La realidad es que no lo apliqué al 100%. Simplemente procuré ir dejándolo en la cuna y estar con él un rato, acariciarlo, darle la mano... Poco a poco fui retirando el contacto hasta que por fin con 15 meses aprendió a dormir solo. Llorar llorar solamente lloró un máximo de 15 minutos una única vez. Para mí fue algo eterno, pero la realidad es que solo lloró así una vez, el resto del tiempo fue cuestión de 1 minutos, 2 como mucho. No lo dejábamos solo y pasábamos de él, no. Lo hicimos en versión "light", pero desde entonces pudimos tener más tiempo para nosotros, y además Gabriel disfrutaba de su sueño y amanecía más descansado y feliz que nunca.

Como no queríamos repetir el error cometido con Gabriel, con Gonzalo y Olivia optamos por enseñarles desde el primer día que después de tomar el pecho había que acostarse en la cuna (cuando ya está el peque adormilado) y dormirse ahí solito. Si veíamos que en alguna no tenía sueño (esto ya con 5 meses, porque los primeros meses duermen mucho), lo cogíamos de la cuna y jugábamos con él, claro está, ya que no se trata de dejar al niño despierto en la cuna solito. Pero sí de que aprenda que desde el minuto cero se come y se duerme solito en la cuna. Porque, gracias a eso, Gonzalo y Olivia no lloraron NUNCA para dormirse, lo que a mí me parecía una maravilla. Mi conclusión fue que Gabriel lo había pasado muchísimo peor que ellos dos, porque ellos aprendieron a dormirse solitos y disfrutar del sueño desde el principio. Y para mí eso es lo mejor, tanto para ellos como para los padres.

En resumen, creo que no hay que adoptar posturas radicales. Y por supuesto que los padres primerizos querrán disfrutar de su primer bebé en todo momento. Pero no hay que ser egoísta y hay que pensar en la salud mental de todos los miembros de la familia. Es decir, vale, tengámoslo en brazos, mimémoslo, juguemos con él, pero en el momento en el que vemos que tiene sueño, echémoslo a dormir solito en la cuna. Si esto lo hacemos desde el principio, como en los primeros meses el peque come y duerme, se acostumbra a su rutina y no siente la cuna como un abandono, sino como su momento de dormir sin más. Ni sufre, ni llora, ni hace sufrir a los padres, porque los padres descansan y ven feliz a su hijo. Yo creo que esto es lo mejor. Me ha funcionado con Gonzalo y con Olivia, y desde luego después del calvario que vivimos con Gabriel y lo mal que vimos que lo pasaba estoy convencida que es la mejor manera de enseñar a los peques a dormir.

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